Cada niño es un mundo, y cada niño es especial. Eso está claro.

 

Hoy os voy a hablar sobre niños PAS (Personas Altamente Sensibles), primero porque es un tema que me encanta teniendo en cuenta que mi hijo lo es, y yo misma lo soy (aunque sea algo que haya descubierto hace relativamente poco), y segundo porque quiero dar visibilidad a estos niños que son tachados de poco tolerantes, tímidos, caprichosos, excesivos o intensos.

 

La alta sensibilidad es un rasgo de personalidad que fue identificado por la doctora Elaine Aron, psicóloga de investigación estadounidense, al darse cuenta de que ella misma era una persona altamente sensible o PAS. Este rasgo se manifiesta en 1 de cada 5 personas. La alta sensibilidad es hereditaria y por supuesto, no es un trastorno.

 

El problema es cuándo no sabemos que tenemos un niño PAS en casa, y no lo acompañemos de manera adecuada para que tenga un óptimo desarrollo teniendo en cuenta su alta sensibilidad (aquí puedes hacer un test desarrollado por la  Asociación Española de Profesionales de la Alta Sensibilidad (PAS España) con el objetivo de ayudar a identificar las características de la Sensibilidad de Procesamiento Sensorial SPSN en Niños.) 

 

Pablo es un niño que parece tímido, pero que en realidad sabe relacionarse perfectamente con su entorno, tanto con adultos como con niños, pero que prefiere irse a investigar una telaraña a dar patadas a un balón. Que le agobian y aturden los gritos en clase, y que cuando se extienden las explicaciones en el aula, pierde atención e interés. Que no es de esos niños con muchísimos amigos, sino que son pocos y cuidadosamente elegidos.

 

Cada niño, como decía, es un mundo, y los niños altamente sensibles también. La doctora Aron ha trabajado intensamente en la definición y detección de la alta sensibilidad en niños, y ha ido afinando el concepto hasta llegar a 4 pilares que forman la base del PAS:

 

1.- Una manera intensa, profunda, de procesar la información recibida.

2.- La tendencia a la sobreestimulación como consecuencia de gran cantidad de información recibida, en combinación con esta manera profunda de gestionarla.

3.- Experimentan emociones de manera muy intensa, ligadas a una  gran capacidad empática (capacidad desarrollada de forma anticipada incluso).

4.- Tienen los 5 sentidos muy desarrollados, muy ‘abiertos’, especialmente a la hora de registrar detalles o estímulos sutiles. «Casi es más correcto decir que no es tanto que la PAS reciba más información, sino que la persona presta más atención a toda la información que le está llegando», remarca la doctora Aron.

 

Es importante tener en cuenta que las personas o los niños altamente sensibles deben cumplir estos cuatro pilares. Si alguno no está, entonces la persona puede ser muy sensible, pero no es altamente sensible.

 

 

Cada Niño Altamente Sensible (NAS) es diferente, pero te voy a contar algunas características que suelen ser comunes a todos:

 

– Son niños muy reflexivos, muy conscientes del mundo que les rodea.

– Suelen acatar las normas, e incluso enfadarse si alguien no las acata.

– Son perfeccionistas y persistentes, lo que les lleva a tener una más baja tolerancia a la frustración cuando las cosas no salen como quieren.

– Amantes de la naturaleza, les encanta perderse en un bosque, analizar plantas, descubrir e investigar bichos, aprender a hacer fuego…

– Se abruman ante situaciones que contienen mucha cantidad de estímulos, como sonidos estridentes o luces brillantes.

– Les saturan los ruidos altos (música, gritos, conversaciones…).

– Pueden parecer introvertidos e inquietos al apartarse de determinados contextos sociales que les aturden, como las fiestas bulliciosas o las aglomeraciones de gente. La sociedad tiende a asociar sensibilidad con vulnerabilidad y premia la competitividad, por lo que los NAS pueden sentirse extraños o desplazados en determinadas ocasiones.

– Disfrutan de la soledad, les gusta y necesitan pasar tiempo a solas «con sus cosas». Esta característica puede hacer pensar al adulto que tiene un niño tímido, cuando en realidad, no es incapacidad para relacionarse, sino que directamente no les apetece.

– En realidad, saben relacionarse perfectamente con los demás, sean niños o adultos, pero tienen claro cuándo quieren hacerlo y cuándo no.

– Su vocabulario suele ser más rico que el del resto de compañeros y su intensidad emocional es contagiosa.

– Procesan todo lo que llega a sus sentidos con mucho detalle.

– Tienden a la sobreexcitación cuando algo no les hace sentir bien, lo que provoca un sentimiento de frustración que les hace abandonar la tarea en cuestión.

– Tienen la piel hipersensible, lo que les hace intolerantes a ciertos tejidos y a las etiquetas (no es que sean unos tiquismiquis, es que realmente su piel tiene mucha más sensibilidad y no soportan ciertas telas y por supuesto, nada de etiquetas).

– Son muy intuitivos: perciben con facilidad las emociones de los demás. Saben cuándo llegas a casa con problemas. Se darán cuenta de muchas más cosas de las que piensas.

– Suelen desarrollar un interés muy grande por alguna variedad artística.

– Les encanta coleccionar, pueden pasar horas repasando sus colecciones.

– Desarrollan interés por temas que pueden parecernos extraños para su edad, y su persistencia les hace convertirse en «expertos» en esos temas (insectos, el espacio, minerales, cultura egipcia…- estos son los temas preferidos de mi hijo).

 

Puede que después de leer esto, tengas dudas sobre si tu hijo es un NAS o no. Normal. Pero por si acaso, tengas o no tengas claro que tu hijo es altamente sensible, te recomiendo que sigas estas claves para educarlos:

 

1- No lo sobreprotejas: es muy fácil caer en esto con un NAS. Su gran intensidad emocional puede hacer que sufran más y como madres o padres, esto nos duele en el alma. Sin embargo, privarlos de experimentar estas emociones es perjudicial para ellos, ya que estaríamos tapando un rasgo esencial de si mismos. En vez de sobreproteger, acompañemos su emoción, normalizamos y validamos su sentir, para que aprenda a gestionarlas de manera adecuada.

2- Ayúdales a que asuman riesgos: estos niños suelen ser muy observadores. Antes de intentar hacer algo nuevo prefieren observarlo y al ser tan perfeccionistas,  Si ven que no lo van a poder lograr, en muchas ocasiones se paralizan y ponen pretextos para no dar el paso. Puedes ayudarlos a superar este bloqueo, a través del diálogo, de hacer las cosas juntos al principio, y explicarle que los errores, que equivocarnos, no es malo, al contrario, es lo que nos hace aprender, crecer, descubrir (yo le digo a Pablo ¿qué piensas que hubiera ocurrido si Edison hubiera dicho «uffff, esto es difícil, no se si voy a conseguirlo, mejor paso de descubrir nada», y ahí rompemos tensión, reímos y avanzamos).

3- Compréndelos: procura ser empático, tú vas a ser su modelo de referencia. Mantén un buen diálogo con ellos, aunque sean pequeños van a necesitar respuestas a ese mundo complejo de los adultos, tal vez se interesen sobre tus emociones, tal vez se ofendan con más facilidad porque no los atiendes… Ten paciencia y entiéndelos.

4- Evita agendas familiares estresantes o demasiado cargadas, permite sus tiempos de desconexión, y evita los dispositivos electrónicos.

5- Potencia y acompaña las características positivas derivadas de su alta sensibilidad, como su creatividad e imaginación.

6- No juzgues sus emociones, decisiones, intereses…

7- Ten en cuenta y comprende las molestias que tu hijo o hija pueda sentir ante estímulos como el ruido o la intolerancia con ciertos tejidos o etiquetas que irriten su piel hipersensible.

8- Respeta su necesidad de momentos de soledad, sin fomentar etiquetas como tímido, raro, introvertido, asocial… y evita perpetuar «necesidades» como «es que tienes que jugar con otros niños», «tienes que socializar». Si quiere jugar, jugará, si no, no. Y punto.

 

A menudo, los padres de niños altamente sensibles confunden esta sensibilidad con una gran madurez, y acaban «forzando» a los niños a adoptar roles y responsabilidad que no son adecuados a su edad o a su etapa de desarrollo. La clave está en acompañar al niño, no adelantar etapas, sin forzar, sin imponer, pero siempre motivando y alentando para que vaya superando poco a poco sus límites, y pierda el miedo a arriesgar o a que las cosas no salgan como quiere.

 

Como os decía al principio, la alta sensibilidad es hereditaria, y como afirma Pablo Villagrán, presidente de la Asociación Andaluza de PAS, se presenta como una característica genética, es decir, un rasgo innato en la mayoría de los casos heredado del padre o de la madre. Rara vez se salta una generación”. Así que si tu hijo es altamente sensible, os aconsejo este ejercicio:

 

«¿quién de vosotros, mamá o papá, es altamente sensible?»

 

Esto es una pasada hacerlo, porque es muy habitual que madres y padres que nunca habían oído hablar de esto, al investigar esto para ayudar a sus hijos, descubren, a través de las vivencias y detalles de su hijo, su propia infancia, y les permite entender tantas cosas de su propia historia. (En el próximo artículo, os hablaré de los adultos PAS, y cómo sanar algunas heridas). 

 

¿Tu hijo es muy sensible? ¿Cómo lo manejas? ¿Qué es lo que más te desespera?

 

¡Te leo en comentarios!

 

Con cariño,

Laura.

Ah! y si quieres y te apetece, comparte este artículo si piensas que alguien en tu entorno es PAS o tiene un hijo NAS.

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