Una de las peleas más habituales en la mayoría de las casas surge a la hora de recoger los juguetes.

Vamos a ponernos en situación: como madre consciente que soy, sé que el juego es fundamental, y todos los días jugamos en casa a lo que los niños quieran.  Sacamos las construcciones, el tren y sus vías, a la vez que la plastilina y la cocinita están a pleno rendimiento. Alguien trae un cuento y un puzzle, que se suman a la diversión.

De pronto miras a tu alrededor, y no ves una habitación o un salón. Ves un campo de batalla donde piezas del puzzle coexisten con los legos, piezas de construcción cubiertas de plastilina y el suelo lleno de rotuladores sin tapa.

En ese momento llega la temida frase que toda madre ha soltado alguna vez: ¡Niñooooos, ahora mismo a recoger los juguetes!

Ya sin ir al extremo del juego máximo (así llamamos en casa a los momentos de juego en los que sacamos todo el arsenal de juguetes), el simple hecho de llegar a casa y ver la habitación de los niños como una leonera, nos genera una tensión importante y la imperiosa necesidad de verlo todo ordenado, lo cual choca con la más que normal negativa de los niños a recoger.

¿Y qué podemos hacer para que los niños recojan, sin llegar a la amenaza de acabar regalando los juguetes, o tener que desgañitarte hasta que lo hagan?

Te voy a dar unas cuantas claves, que te van a ayudar a obtener la colaboración de tus hijos.

 

1. Entender de quién es la necesidad de recoger.

Lo primero de todo es entender que la necesidad de tener todo recogido es exclusivamente adulta. Los niños no tienen esa necesidad, no ven el más mínimo problema a tener todos los juguetes repartidos por el suelo.

Es preciso entender esto para saber cómo hemos de transmitir nuestra necesidad a los niños, y que la entiendan, no como imposición, sino como colaboración, cooperación, y respeto mutuo.

 

2. Conocer la etapa de desarrollo de tu hijo o hija.

Inseparable de lo anterior es conocer en qué etapa o fase de desarrollo está nuestro hijo. Y digo etapa, no edad. Eso de “con 4 años tiene que recoger sus juguetes” es lo mismo que decir “con 12 meses tiene que saber andar”. Algunos andarán con 12 meses, y otros con 18, y no pasa nada, es decir, que lo de la edad es relativo. Dos niños de 4 años pueden estar en distintas etapas evolutivas, y ambas estarían bien.

Esta etapa en la que esté nuestro hijo va a ir determinando el desarrollo de su autonomía. El desarrollo de la autonomía es un proceso evolutivo. Los niños desde que nacen van pasando por diferentes etapas y nuestra función es la de acompañarlos y facilitarles el proceso. No acelerarlo ni exigirlo.

Pero como sé que es más fácil hablar de edades, vamos a verlo así:

Pretender que un niño de menos de 3 o 4 años sepa (y ya no te digo quiera) recoger su habitación es una batalla perdida. Hasta los 5 años e incluso más tendrás que echarle una mano siempre que haya que ordenar los juguetes.

 

¿Cuál es el proceso idóneo?

 

Los niños aprenden de dos formas, fundamentalmente: por ensayo-error, y por el ejemplo. Como ellos no tienen la necesidad de recoger, el ensayo-error aquí no funciona, por tanto, tendremos que recurrir al ejemplo: Recoge tú los juguetes.

Cuando el niño es pequeño, 2-3 años, no pierdas el tiempo en pedirle que te ayude, salvo que el niño lo haga porque si, por el mero placer de seguir jugando con mamá o papá.

Los niños a esa edad son colaboradores natos, están deseando cooperar con mamá. Aprovecha esa maravillosa etapa para recoger tú los juguetes, que te vea, que te imite, sin decir nada. Cuando digo “sin decir nada” es nada, hazlo con una sonrisa, como algo bonito y divertido.

Cuando tiene 3-4 años, le puedes pedir que recojáis juntos. Aquí se abren dos alternativas:

 

  • Que no quiera: pues no pasa nada. Recoge tú los juguetes de igual forma que cuando tenía 2 o 3 años. Recuerda que eres su ejemplo, si te ve recoger con mala cara, refunfuñando, enfadada… empezará a formarse la creencia de que recoger es malo, recoger es aburrido, recoger es un horror. Si te ve hacerlo contenta, poco a poco lo hará él o ella, y no lo hará a regañadientes (bueno, a veces si, como todos, pero no será una batalla que lo haga).

 

  • Quiere recoger contigo: ¡Enhorabuena, tienes la oportunidad de seguir jugando! Recoged juntos en forma de juego. Puedes proponer que las piezas de lego se metan en la caja metiendo canastas (trabajarás la puntería y la coordinación, que a nivel psicomotriz es fantástico), o guardar primero las piezas grandes y luego las pequeñas, o hacer una pequeña carrera, a ver quién guarda más piezas en menos tiempo… hay infinidad de combinaciones de juegos que puedes hacer.

Esto nos lleva a la siguiente clave.

 

3. Hazlo divertido.

Seamos claros, el que recoger no se convierta en una pelea, no lo convierte en el evento del año. Recoger no le suele gustar a nadie (salvo a Mónica Geller, de Friends, pero pocos hay como ella).

Convierte el recoger en algo divertido, pero por supuesto sin premios ni castigos. Algunas ideas para hacerlo más entretenido:

  • Recoger cantando (hay canciones hechas específicamente para esto, se utilizan en las escuelas infantiles, y si las cantas tú con tu hijo o hija, pueden ser de ayuda).
  • Inventarse juegos: lo que os he contado antes, para niños de 3-4 años, es lo que hacemos nosotros en casa. Canastas, carreras, usar sólo la mano izquierda… son algunas ideas, seguro que vosotr@s tenéis más 😊

 

4. Alentar el esfuerzo.

Da igual el resultado (puede que los legos estén con las construcciones, que los rotus sigan sin capuchón…) alienta el esfuerzo de recoger, agradece la colaboración, valora su entusiasmo.

 

 

5. Paciencia

No se aprende de un día para otro, y recoger también es un aprendizaje.

Hay dos ideas que lamentablemente están muy extendidas entre las madres y padres:

  1. Que el niño te está tomando el pelo si no recoge.
  2. Que, si no aprende pronto que hay que recoger, luego será demasiado tarde.

Ninguna de las dos ideas es cierta. Tu hijo no te está tomando el pelo (es más, ya simplemente por desarrollo cerebral, no tiene la capacidad necesaria para manipularte o tomarte el pelo).

Simplemente dice la verdad: no quiere recoger porque no lo ve necesario.

Y sobre si luego será tarde para que aprenda… en fin. Es muy difícil llegar tarde a la adquisición de una norma. Más bien, se trata de una cuestión de tiempos Siempre vamos a estar a tiempo. Lo mejor es esperar, no tener prisa y dar tiempo a nuestros hijos para que puedan entender la importancia y necesidad de mantener el entorno ordenado (en la medida de las necesidades de cada familia, claro).

Los niños son niños, no nos olvidemos, y más importante que el qué enseñamos, es el cómo enseñamos, ya que el niño es emoción en estado puro, y por sus neuronas espejo y su cerebro en desarrollo, primero aprenderá la emoción (si enseñas a gritos, aprenderá la emoción que le generan esos gritos, y asociará esa emoción al aprendizaje pretendido. Vamos, que nos saldrá el tiro por la culata).

 

6. Pedir, no exigir. Razonar y explicar.

Un niño de 2 años no entiende el concepto de orden. Por mucho que se lo expliques, no lo va a entender. A partir de los 3 años, podemos empezar a involucrarlos en esa tarea, pero siempre pidiendo, no exigiendo, y aceptando una más que probable negativa.

Ya con 4 o 5 años podemos empezar a explicar la necesidad de razonar, pero no como una orden o exigencia, sino trasladando a nuestro hijo que es nuestra necesidad, que, para nosotros estar bien, necesitamos cierto orden en casa, y que necesitamos de su ayuda para conseguirlo.

Poco a poco, trabajando la comunicación de esta forma, tu hijo aprenderá que no sólo existen sus necesidades, sino que mamá y papá pueden tener otras (no antes de los 5 años, eso sí), y aprenderá a tener en cuenta las necesidades de los demás, mientras hayan sido tenidas en cuenta las suyas propias. Así estaremos creando las bases del respeto mutuo (respetar las necesidades de los demás, y las propias).

(Sobre esto, la comunicación positiva, o comunicación no violenta, hablaré más en profundidad en otro artículo, porque me parece fundamental para establecer una relación de respeto mutuo en las familias).

Asimismo, podemos explicar a nuestros hijos los beneficios de mantener el orden en casa. Esto poco a poco, con paciencia, ya que son conceptos bastante abstractos, pero algo va quedando.

 

7. Pequeños truquitos.

 

Llega a acuerdos.

Puedes acordar con los niños que no sacamos un juguete hasta haber guardado el otro, para evitar que se amontonen, que no quepamos, que se pueda perder… Ante la perspectiva de seguir jugando, no hay niño que se resista a guardar el juguete para poder sacar otro.

Ofrece alternativas

¿guardamos primero las construcciones o las pinturas? ¿guardas tú las bolas grandes y yo las pequeñas?

Cuando ellos son los que deciden, es mucho más fácil que acepten colaborar. Solo con dar dos alternativas es suficiente para que el pequeño sienta que ha sido él quien ha decidido algo (todos necesitamos unas dosis de poder).

Cuando sean más mayores, puedes dejar que sean ellos quienes lleguen a la solución, en caso de conflicto con el tema de recoger. El enfoque en soluciones es una de las mejores herramientas para gestionar conflictos de forma respetuosa.

Anticipa.

5 minutos antes de terminar el juego, informa a tus hijos de que se va a terminar el tiempo de juego, y llega la hora de recogerlo. Por mi propia experiencia, esto funciona mejor si ofreces algo divertido también, como, por ejemplo, que en cuanto esté guardado, os vais todos al sofá a leer un cuento, o si es la hora de la cena, que vas a contarles un chiste divertidísimo.

Como ves, todo gira en torno a lo mismo: hazlo divertido, y acabará siendo, si no divertido, al menos mucho más llevadero 😉

Ofrece a los niños un espacio de fácil acceso y fácil organización.

Crear un espacio para los juguetes, que resulte cómodo, acogedor, y al que tengan fácil acceso, es fundamental para conseguir el tan ansiado objetivo de mantener el orden.

Nosotros hemos optado por un mueble de Ikea con cajones grandes, fáciles de sacar y meter, y con las niñas, hemos hecho cartelitos con lo que va en cada cajón. Algunos carteles los han hecho ellas solas, otros los hemos hecho juntos. Esto os lo recomiendo totalmente, porque no solo consigues organizar la habitación, sino que tendrás un tiempo compartido maravilloso con tus hijos. Además, como ellos participan, se sienten más responsables, hacen suya la idea de la organización, y será mucho más fácil que acaben guardando los juguetes en su sitio.

Aquí te dejo una foto de cómo ha quedado:

 

Lo que no debes hacer

Hemos visto lo que puedes hacer para lograr que tus hijos aprendan a recoger sus juguetes. Pero más importante que esto, es saber lo que no debemos hacer.

Castigar o premiar

Ya te he contado en varios artículos las consecuencias del castigo en los niños y en tu relación con ellos. No solo menoscaba su autoestima y la confianza en sí mismo y ti, sino que además estaremos creando una situación de completo rechazo al acto de recoger. Estamos educando, no adiestrando, y el castigo no educa, adiestra.

Tampoco es conveniente recurrir a los premios o recompensas. Queremos educar a nuestros hijos para que hagan lo que sea por el hecho de que hay que hacerlo, bien por ser necesario, saludable, razonable… sin que busquen ser premiados por ello, obtener algo a cambio, bien sean cosas materiales o peor, negociando con nuestro cariño y amor hacia ellos porque nos guste más o menos lo que hagan (por favor, erradiquemos el “si no recoges, mamá se pone triste” o peor “mamá no te querrá”).

 

Decir “tienes que recoger tus juguetes”.

Cualquier indicación que incluya “tienes”, va a generar rechazo. Al tratarse de una orden, la reacción de nuestro cerebro primitivo es rechazo (huida) o ataque (rebelarse). Decirle a un niño tienes que recoger tus juguetes va a provocarle escasas ganas de colaborar, ya que no hay elección posible. O recoges, o recoges.

Ya lo decíamos más arriba, prueba a pedir, en vez de exigir, busca su colaboración, en vez de imponerla.

Como decía Jesper Juul, los niños son colaboradores natos. Desde pequeñitos están deseando colaborar con sus adultos de referencia. Somos los adultos los que, a base de exigencias, imposiciones, y castigos en caso de no cumplir, o premios para que lo hagan, acaban con ese afán colaborador.

Por tanto, no tengas prisa, recogerán. Pero recogerán mejor si:

– primero te han visto a ti hacerlo de forma tranquila, alegre, sin regaños ni reproches.

– hemos tenido paciencia y respetado sus necesidades en función de su etapa de desarrollo.

– hemos valorado su esfuerzo, con independencia del resultado.

– hemos hecho de algo tedioso, un momento divertido.

– les pedimos con respeto su colaboración, buscamos acuerdos, negociamos otros.

– hemos jugado con ellos. Mucho y muy variado.

 

Todo lo dicho en este artículo, no solo es aplicable a recoger los juguetes.

Todos los consejos que hemos dado, son fantásticos para lograr un ambiente familiar de colaboración, no solo para recoger, sino para cualquier otra cosa que podamos hacer juntos, como poner y quitar la mesa, hacer la cena, limpiar los muebles… si lo hacéis juntos, y lo hacéis sin exigencias y con amabilidad, te aseguro que las peleas, retos y conflictos disminuirán muchísimo.

 

¿Qué haces tú para que tus hijos colaboren?

¡Nos encantará leerte en comentarios!

 

Feliz día,

Laura y Luis

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